Mis 7 Consejos Para Observar Aves Con Tus Hijos

Lugares abiertos donde se concentran aves grandes son los mejores sitios para llevar a niños a ver aves.

Mis hijos y yo hemos ido aprendiendo más y más sobre las aves a medida que ellos han ido creciendo. Yo nunca me dediqué a la observación de aves

durante mi niñez y adolescencia. Después, ya de adulto, la actividad me cautivó desde cuando, por casualidad, conocí a un compañero de trabajo que era entusiasta de las aves. Allí empezó mi afición por las aves. 

Si bien la observación casual de aves también es divertida, ahora me dedico a observar y a aprender sobre las aves de una manera más metódica. Mantengo una lista ordenada de las aves que logró observar. Más que simplemente interesarme en la observación de aves, lo veo como una forma de energizarse mediante el contacto con la naturaleza. 

Aunque yo también fui así años atrás, muchas personas ignoran el entorno y las aves que siempre están allí presentes. Pocas personas saben de aves – especialmente en las ciudades – algunos incluso ignoran qué aves visitan sus jardines, o cómo se llaman esas aves que ven todos los días camino al trabajo.

Mi esposa y yo hemos estado sacando a nuestros hijos al campo a observar aves. Estas salidas fueron un poco difíciles las primeras veces, pero con el tiempo hemos ido aprendiendo detalles y mejorando la secuencia de actividades que seguimos para hacer de las salidas al campo con los niños un éxito. 

Si estás pensando en sacar a tus hijos al campo, aquí comparto 7 de mis mejores consejos:

1. Elije lugares abiertos con muchas aves

Lugares como humedales, lagunas, pasturas, y la orilla del mar generalmente albergan concentraciones de  aves relativamente grandes y fáciles de ver. Aún mejor si son lugares donde las aves están habituadas a la presencia de la gente y permiten acercarles a distancias prudentes. 

Las aves grandes y fáciles de ver siempre resultan en una mejor experiencia para los niños y también para adultos que se están iniciando en este pasatiempo. Recuerden que los niños tienen que ver algo grande que impresione y mantenga su interés.

2. Usar un telescopio con tripode

Un telescopio con un trípode hace un mundo de diferencia. Aunque se puede disfrutar a las aves a la distancia, o con la ayuda de binoculares, los niños por lo general tienen problemas para usar y encontrar a las aves con los binoculares. 

Un telescopio manejado por un adulto asegura que los niños vean las formas y colores de las aves a corta distancia que de otra manera sería muy difícil.  

Mientras están observando a las aves, preguntarles de qué color es el pico?, la cola? la espalda? y otras partes del ave. Si el ave tiene un nombre en alusión a estos colores entonces explicar la razón del nombre del ave.

Esto despierta la curiosidad de los niños y los hace querer ver otras para ver, si por ejemplo, estas también deben su nombre a su coloración.  

Los telescopios por lo general tienen más poder que los binoculares. Estos también pueden ser usados para observar las estrellas y constelaciones en la noche. 

Un telescopio con un trípode aseguran que los niños vean detalles de las aves y se mantengan interesados.

3. Llevar gorras, sombreros, y protector solar

El sol es un adversario implacable. Incluso en días nublados, los rayos del astro rey nos pegan directo a la cara, brazos, y piernas, si usamos pantalones cortos. Aun si está nublado, hasta el 80 por ciento de la radiación ultravioleta del sol llega a la tierra.

Aun cuando no parezca que el sol está fuerte, es después, en la noche en casa que nos venimos percatar que nos dio una insolación. La mala experiencia de tener una insolación puede asociarse con la experiencia de observar aves resultando en que los niños no quieran volver a repetir otra salida por temor a tener que sufrir cuando se regresa a casa.  

La mejor práctica es aplicar protector solar 30 minutos antes de exponerse al sol para permitir que el protector solar se adhiera a la piel. Es recomendable, especialmente si el sol está fuerte, volverse a aplicar protector solar cada dos horas. Si se suda, se recomienda usar protector solar aún más frecuentemente. 

Las gorras y los sombreros pueden ser motivo de diversión y puede ayudarnos a evocar gratos recuerdos. Incluso estos se pueden adornar con calcomanías o botones alusivos a algo que los niños disfrutan.

4. Llevar refrigerio o fiambre

Cuando lleven a los hijos al campo, nunca olviden el refrigerio. A diferencia de los adultos, los niños comen menos pero más frecuentemente. Tan pronto como empiezan a sentir hambre empiezan a sentirse cansados y perder el interés por hacer cosas, aun cosas básicas que requieren un mínimo de atención. 

Evitar llevar alimentos con olores fuertes o grasosos, porque crean un problema de  ensuciarse en exceso en el campo. Es mejor llevar alimentos secos y resistentes al calor tales como barras de granola, fruta entre otros. 

El agua u otras bebidas son esenciales. Se recomienda que un adulto en una caminata debe de tomar aproximadamente 1 litro de agua cada dos horas. Idealmente, los niños deben de tomar agua apenas sientan algo de sed y se les debe de recordar tomar agua aun sin necesariamente sentir sed.

5. Se se confíe en el clima

El clima puede ser variable dependiendo del lugar donde vayan a observar aves. Es bueno tener una idea de cómo va a hacer el clima ese día. Esta información puede ser obtenida en la internet. 

Los preparativos para una salida al campo pueden variar con el clima. Asegúrense de llevar un conjunto adicional de ropa abrigada. Un largo día de sol puede ser agotador para los pequeños. 

Debemos estar preparados para tomar decisiones responsables en el acto. Las temperaturas extremas, los rayos y el frío pueden convertirse en un problema. No duden en terminar la salida y retornar a casa si el clima no es ideal para los niños. 

Tampoco duden en reprogramar la salida si es que las condiciones climáticas no son las ideales para el día planeado.

6. Tomar en cuenta la edad de los niños

Diferentes grupos de edades responden de diferentes maneras a la observación de aves. Cuanto más pequeños, más breves son sus períodos de atención, especialmente si las aves no se faciles de ver. 

No te frustres si no prestan atención como uno pretende. 

Déjelos divertirse. A veces, dejar que se distraigan aumenta su resistencia a lo largo de la jornada. 

Cuando vamos a observar aves, mis hijos se entretienen haciendo actividades que encuentran divertidas y jugando entre ellos.
 

Niños de 4 a 6 años: Es un buen período para hablar de reglas sobre el equipo. Recuerden, que los binoculares, el telescopio, y las guías de campo son susceptibles a sufrir daños.  

Niños de 6 a 10 años: Niños a esta edades tienen más capacidad de atención.  Podemos hablarles sobre reglas de comportamiento en el campo, los problemas y necesidades que afrontan las aves, sobre ética y moral entre otros temas.

Por ejemplo podemos hablar sobre cómo proteger a las aves de chocar contra las ventanas, de la contaminación, de enredarse con plásticos, el problema con los gatos domésticos y más. Son lecciones valiosas y el campo es un buen lugar para transmitirlas.      

Niños de 10 y más años: A partir de esta edad los niños son más diestros y coordinados. Además, son más competitivos. Es un buen período para trabajar en retos de identificación. Por ejemplo, en qué tipo de hábitat nos encontramos y qué aves podríamos ver aquí, o la época del año y las especies que no esperaríamos encontrar en este momento que estamos observando aves.

7. Tengamos paciencia

Empecemos por aceptar que las cosas no siempre salen como los adultos las queremos. Recuerde, la pauta la dan los niños, no los adultos.

¡Diviértete! Estás con tus hijos. Ellos te recordarán tal como eres en esos momentos; en el campo observando aves. 

Se flexible y deja que las cosas fluyan de una manera natural. Si parte de los planes no salen como fueron planeados, deja que el momento dicte lo que se hace después. 

Hace poco fuimos a acampar y todas estas lecciones se pusieron en práctica de alguna manera. Aunque yo hubiese disfrutado una caminata solo a observar aves en los alrededores, no lo hice porque la principal razón era estar con los niños y pasar momentos gratos juntos. 

Cada que salimos al campo con los niños regresamos a casa con buenas experiencias y recuerdos.

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